Mi recorrido en gnu/linux
Hoy voy a contar mi experiencia con gnu/linux.
Como muchos, la puerta de entrada fué con Ubuntu. Recuerdo haber pedído cedés de instalación directamente a Canonical, en aquella campaña que te incitaba a ello en las revistas. Era algo novedoso. No recuerdo exactamente la versión, pero me suena Ubuntu 10.04, instalarla para probar, pero quitarla de inmediato. Sin embargo, aquello dejó algo dentro de nosotros. Internet hizo lo demás…
El primer contacto serio y real fué 2011, en una Install Party, una reunión de gente que se organizaba para difundir e instalar gnu/linux en tu máquina. Llevabas tu portátil o tu torre y salías de allí con Ubuntu instalado. Y por en medio te mostraban el sistema y se hablaba de todo lo relacionado con gnu/linux y software libre. Ambos salimos de la Fnac aquel sábado por la mañana encantados y decididos a dar el salto. Mi hermano llevó el portátil y ya lo llevaba puesto.
En mi caso, formateé mi Windows escasos días después e instalé la versión 11.04 de Ubuntu. Nada de dual boot. Todo era nuevo y todo te dejaba asombrado, sobre todo por la velocidad al abrir las diferentes aplicaciones. Conseguimos usar Wine con World of Warcraft, todo un logro.
Sin embargo las ganas de experimentar eran grandes y rompí el sistema 2 o 3 veces. También no poder usar software, sobre todo juegos, me frustraba. Aproximadamente un mes después, me harté y volví a Windows. Mi hermano lo mantuvo en su portátil, aunque en la torre tenía Windows.
Aquello fué toda una experiencia y cada vez buscaba más sobre software libre, usaba alternativas libres a programas que todos usábamos de forma “irregular”..
Poco a poco, fuí aprendiendo, descubriendo nuevas distribuciones, otras formas de hacer cosillas y curiosamente, mi juego de cabecera, al que le dedicaba muchas horas, Football Manager, era totalmente compatible con los sistemas gnu/linux.
En diciembre de 2013 dí el salto definitivo. Otra vez sin red, pero mejor documentado, más “estudiado” a base de blogs y vídeos. Más informado.
La elegida fue Linux Mint 15 Olivia con escritorio Cinnamon. Me duró 2 o 3 días sin romperlo, pero mi idea era fija. Volvía instalarlo y días después, volvía romperlo.
De repente, en esos días, salió la nueva versión Linux Mint 16 Petra. En uno de los formateos por “toqueteo”, la instalé, también, con Cinnamon.
Mint fue la puerta de entrada y a la que le tengo mucho respeto. Un ejemplo de estabilidad y buen hacer. Poco a poco, quise probar otras y sobre todo, la distro madre Debian.
La primera que instalé fue Debian 8 Jessie con Cinnamon aunque después la pasé a Testing. Era un mundo nuevo y más dificil, pero ya tenía cierta experiencia y sobre todo, sabía buscar sobre ello.
En Debian Testing estuve 6 meses contento, pero empecé a tener problemas sobre todo con mi gráfica Nvidia. Cambios en el kernel de Debian Testing no le sentaban bien al controlador de Nvidia y se bloqueaba.
Quise probar “una Arch” y fué con Manjaro con Cinnamon, pero no me gustó. No sabía por dónde empezar, muchos programas “extraños”… Duró 3 días y pasé a Pop_OS, que estaba en pleno “hype”. Me gustó, pero quise probar LMDE. Tampoco fué bien y alguna incompatibilidad en el hardware me bloqueaba totalmente el equipo al poco de instalar. Volví a la socorrida Mint.
Un tiempo después, a finales de 2021, cambié todo el hardware.
Aproveché el montaje de un segundo ssd para volver a probar una “Arch” en él. Con la memoria preparada con Manjaro Cinnamon Minima, me hablaron de Nobara Project, una distro derivada de Fedora enfocada en juegos y multimedia, así que me decidí por ella.
La verdad es que Nobara está muy bien construída, y decidí quedarme en ella. Mi gráfica Nvidia GTX1060 parecía tener problemas puntuales incluso con los controladores privados. Aún así aguanté unos meses. Con ella, por primera vez, salía de Cinnamon para meterme en Gnome.
Uno de los motivos de probar otra distro fue Wayland y su supuesto mejor desempeño en juegos También leí que Gnome, el escritorio más usado, rendía mejor en ellos. Nobara cumplía los dos requisitos.
Harto de los problemillas con mi gráfica Nvidia y sus controladotres, decidí actualizar la gráfica con una AMD RX7600. Aunque probé a ver si Nobara no me daba problemas, decidí formatear de nuevo e irme a Fedora 38 con Gnoime.
Aquí seguimos, con Fedora 38 y Gnome 44, contento, estable y sin problemas.
Con la salida de Debian 12 Bookworm, sentí la tentación de probarla, pero no. Me he quedado en Fedora y de momento no me moveré salvo para actualizar a la futura versión 39.
Aunque por el relato pueda parecer lo contrario, no me gusta formatear y reinstalar.
Me queda la espina de Arch. Quiero probar la distro y lo he hecho en virtual con archinstall. Pero no es lo mismo y siento que no tengo los conocimientos necesarios. También he leído cosillas buenas de OpenSUSE, Y ahora, llegan las inmutables…. un concepto muy interesante….
me parece interesante el camino linuxero de la vieja escuela con los cede de Ubuntu. En mi caso algo muy parecido y creo que por la misma versión que tu. La ignorancia en un principio te llevaba a romper cosas, pero esa sensación de estar aprendiendo algo nuevo día a día es lo mejor.
Ahora feliz y contento con Archlinux. Que buen blog Zycoxy,e apunto el podcast para escucharlo 🖖