(Opinión) Noche de Reyes….
Hoy salgo de mis habituales temas. Me gusta dar mi opinión sobre ciertos temas. Lo tenía pendiente y espero hacerlo más a menudo.
Hoy es noche de Reyes Magos, una noche especial en España, dónde a pesar de la influencia anglosajona por la parte de EEUU, la tv y el cine, se sigue manteniendo la tradición de regalar en la madrugada del 5 al 6 de Enero.
Echando una mirada a la ilustración de abajo, vemos que es el único país de los representados que celebra ésta «fiesta».
Pero ésto es una crítica hacia ese modelo de «regalo», de día señalado por la Iglesia Católica para regalar. Porque aunque como pasa casi siempre, la Iglesia Católica está detrás.
Fuí un niño de mediados de los 70, con el «baby-boom» de aquella década. Los Reyes Magos eran el cúlmen de las Navidades. Regalos por doquier.
La mayoría éramos de familias humildes, dónde no faltaba de nada, pero tampoco sobraba. Los regalos se limitaban al cumpleaños y a «Los Reyes». No había mas.
En mi casa, como en la mayoría, se vivían de manera muy especial. Mi hermano y yo apenas dormíamos y nos levantábamos muy temprano para abrir los paquetes.
Pero tampoco nos engañemos. No eran gratis. Esos regalos venían de amenazas, coacciones anteriores. «Pórtate bien o no vienen los reyes» o «no te traerán nada los reyes si sigues así» eran frases típicas de diciembre. Te coaccionaban hasta que descubrías la verdad. El gran secreto.
Ahora ya no es lo mismo. Se sigue regalando, se sigue mitificando, pero ya no es lo mismo. Sí, todo cambia cuando creces, pero no es el caso. Me baso en observaciones, de grandes y pequeños. De mi alrededor.
Se ha pasado de un modelo de «regalo», a un modelo de «consumismo desmedido». Los niños reciben regalos por las notas, por el cumpleaños, por cumplir con sus obligaciones (???), por Papá Noël, por los Reyes…
Tienen de casi todo. Se han vuelto exigentes, incluso mezquinos en algún momento. Están tan saturados de que no juegan con ninguno, o si lo hacen son pocos días. Pero el modelo sigue su curso. Supermercados y grandes almacenes llenos a reventar, transportistas echando humo por la cantidad de paquetes que vienen y van de compras electrónicas.
No se trata de regalar, se trata de competir. Conseguir la PS5, el chandal Nike Tech, la muñeca de moda que no existe en ningún sitio o de 6000 FIFA Points… de cumplir con lo que se espera de tí, que se giren para decir «qué buenos padres». Todo un evento sociológicamente fascinante.
Muchos de los que me leéis (si alguien sigue leyéndome) tenéis hijos o sobrinos pequeños a los que regaláis con todas las ganas del mundo ésta noche. Y no sólo a ellos, sino a los abuelos, un detalle para los tíos, la vecina,…. Lo entiendo. Yo también fuí de esos.
Sin embargo, un día paré. En realidad, paramos. En casa decidimos que ésto no era para nosotros. La vorágine consumista estaba devorando nuestros escasos ahorros, la paciencia y lo que es peor, muchos de los regalos acababan devueltos o aparcados a los pocos días. Las plataformas de venta online como antes Ebay y ahora Wallapop están llenas de artículos nuevos a mediados de enero. Yo busco chollos ahí.
Nosotros ganamos en salud, ya que nos evitamos la preocupación de buscar, encontrar… y en ahorros, porque sin querer acabas gastando mucho más.
No, no soy un agarrado como me ha aseverado algún padre por ello. Simplemente no sigo una tradición que considero obsoleta en nuestros días.
Al niño le da igual el 6 de Enero que el 23 de Marzo. Sólo quiere regalos y cuantos más, mejor. La fecha les da igual. A todos nos daba igual. La tan nombrada ILUSIÓN la habéis generado vosotros mismos en vuestra prole. Vosotros y El Corte Inglés que tanto la nombra, claro.
Es un reducto de las emociones pasadas, de vuestros mejores recuerdos que queréis replicar. Nada más.
El regalar en una fecha «por obligación» baja el nivel del gesto, del acto de regalar. Y como todo el mundo busca lo mismo, el precio sube. La Navidad es así. También pasa con la comida. Todos lo sabemos. No es un secreto.
Es dificil tomar una decisión así cuando tienes un guaje de pocos años. El colegio (y las madres), el parque (y los padres), los amigos (y ambos padres…). Es difícil intentar hablar y convencer a un niño de escasa edad ante el bombardeo de éstos días.
Nosotros lo hemos conseguido.